Adolfo España López

Su historia

Adolfo España López Nació en Almáchar (Málaga) el 15 de agosto de 1909
Deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941. Nº de prisionero 5898
Trasladado a Gusen el 21 de abril de 1941. Nº de prisionero 12398
Asesinado en Gusen el 22 de agosto de 1941.

Información y documentos facilitados por Antoni Espanya Forcadell, descendiente de Adolfo.

Adolfo nació en el seno de una familia andaluza de agricultores de uvas pasas. Era hijo de Vicente España Pérez, de 50 años, y de María López Gámez, de 46. Sus hermanos eran mucho más mayores que él. Ana se casó poco después de que naciera. Antonio estuvo en la Guerra de Marruecos y cuando regresó a casa, con una enfermedad que arrastraría hasta su muerte, compartió con Adolfo sus vivencias en la cruel contienda del Rift. Francisco, con el que se llevaba 15 años, fue el único que convivió regularmente con Adolfo hasta 1922, fecha en la que se casó y se mudó a Cataluña. Nuestro protagonista tenía solo 13 años y el futuro que le esperaba era el de seguir la tradición agrícola de su familia.

Sin embargo, a principios de 1935, una vez muertos sus padres, sin interés en seguir la actividad agraria y viendo lo bien que le había ido a Francisco en Cataluña, Adolfo se animó a seguir sus pasos. Tenía 25 años. Su hermano y sus cuñados trabajaban como vendedores por diversos pueblos del sur de Tarragona. Muy pronto Adolfo, emprendedor y con carácter, fue consciente de que si quería abrirse camino tendría que ser en otra parte. Su hermano le animó a volar por su cuenta y le facilitó contactos para iniciar su nueva vida. Así recaló en Sallent, una pequeña ciudad de 5.000 habitantes del norte de Cataluña, con abundancia de industrias y colonias textiles. Adolfo visitaba semanalmente algunos de los pequeños pueblos de los alrededores, con su muestrario de bisutería y artículos del hogar, en un pequeño carro que le servía de puesto de venta en las plazas y zonas concurridas.

En aquellos años Adolfo conoció a una joven en el vecino municipio de Artes con la que inició una apasionada relación amorosa. Natalia Elías Planas era 3 años mayor que Adolfo, estaba casada y era madre de dos hijos, Joan de 5 años y Antoni de 3. Natalia abandonó a su marido y a sus hijos y se instaló con Adolfo en Sallent. En febrero de 1936 quedó embarazada y el 12 de octubre dio a luz a una niña a la que llamaron María Pilar Palmira. En aquel momento ya había comenzado la guerra. Incialmente, Adolfo se mantuvo al margen de la contienda, pero en septiembre se afilió a UGT (de la que su hermano Francisco era dirigente en la zona del Ebro) e ingresó en las milicias comunistas. Solo 6 meses después, el 13 de abril de 1937, fue nombrado teniente de infantería de la Escuela Popular de Guerra. En mayo ingresó en el PSUC y fue asignado al Batallón 539 de la 135 Brigada Mixta encuadrada en la 31 División, donde ejerció de comisario político.

Esta unidad de nueva creación participó en la ofensiva de Huesca en junio de 1937, donde no tuvo una actuación destacada1 . Posteriormente fue destinada a la defensa de costas, donde permaneció hasta principios de 1938. En marzo de ese año participó en la conocida desbandada de Aragón. El soldado Josep Sanchez de Flix, padre del historiador Josep Sanchez Cervelló, citó a Adolfo en sus memorias:

"La ofensiva comenzó el 7 de marzo de 1938. Yo, desde el búnker con los prismáticos, veía la concentración de fuerzas fascistas que se iban concentrando cerca de nuestras defensas. Llamamos al aeropuerto de Balaguer (Lleida) y al de Reus, pero nuestro gobierno no tenía los medios que tenían los franquistas. La ofensiva terrestre comenzó a las 9 de la mañana, con un asalto de nuestras posiciones de los "moros" que venían cantando, pensando que el ejército popular había desaparecido en medio de los ataques de la aviación y de la artillería. Se dejó que los "moros" subieran la montaña. El mando republicano dio la orden de que no se disparara hasta tenerlos a 20 m. y la orden se cumplió. El comisario España dijo "no disparen hasta que huelan el hedor de su aliento" y no se disparó un solo tiro, hasta que estuvieron a un palmo de nuestra nariz. La ofensiva franquista seguía en todo su crudeza. La aviación bombardeaba impunemente nuestras posiciones y todo el observatorio se movía en medio de horrorosas explosiones. La artillería atacaba los objetivos que le marcaba la aviación. La ofensiva aérea había comenzado a las siete de la mañana; los sublevados contaban con cerca de 950 aviones y 200 carros de combate e infinidad de camiones.

A la primera avalancha de los "moros" no les sirvieron los cánticos. El comisario España había ordenado fortificar las partes de la montaña más estratégicas y aguantaron el ataque igual que el resto de compañías. Los bancales que separaban las respectivas líneas quedaron repletos de muertos que llevaban chilabas. Yo sólo vi la segunda ola de "moros" que ya no cantaban y venían en guerrilla, y no consiguieron llegar a nuestros atrincheramientos, pero sí lo hicieron los tanques que los protegían. La compañía que vino a reforzarnos bajo las órdenes del comisario Jordana no sirvió para nada, solo para infundir más miedo a nuestros compañeros. Uno de los soldados de la compañía de refuerzo, que era alto y delgado y natural de Barceloneta, empezó a llorar y a gritar "nos matarán a todos y ya no veré más a mi nano" y miraba la fotografía de su hijo nacido hacía pocos días. Entonces el comisario político España que era de Amposta se quitó el pistolón de la funda y le encañonó la sien y le dijo. "Calla lo te meto un tiro, no ves que nos desmoralizarás a todos" y entonces dejó progresivamente de llorar.

Exilio, II Guerra Mundial y deportación

Tras combatir en diferentes ofensivas y contraofensivas participó en la Batalla del Ebro. Su unidad quedó situada en segunda línea hasta la noche del 21 de agosto de 1938. Defendió con encono sus posiciones en el Vértice Gaeta frente a los ataques enemigos, sufriendo un duro desgaste durante los combates. Según indica José Manuel Martínez Bande, la 135.ª Brigada fue "casi cercada y aniquilada, retrocediendo en desorden ante la infiltración enemiga". A partir de ese momento, la brigada sufrió diversas reorganizaciones hasta que acabó siendo disuelta. El 31 diciembre de 1938, ya con la Guerra prácticamente acabada, Adolfo fue nombrado Capitán de Infantería. Tras intentar defender los últimos reductos de la República, cruzó la frontera hacia Francia en febrero de 1939. A esas alturas su esposa y su hija se encontraban en la localidad de Roquetes, donde esperarían en vano, hasta 1950, el regreso de Adolfo.

No sabemos en qué campos de concentración franceses estuvo confinado, pero sí nos consta que a finales de 1939 se alistó en la 39ª compañía de trabajadores españoles del Ejército francés. Esta unidad se formó en Mosselle (Lorena) y fue destinada a los sectores de la Línea Sarre-Union y sector Faulquemont para realizar tareas de fortificación de la Línea Maginot. Un trabajo inútil, como se demostró en el mes de mayo de 1940, cuando las tropas alemanes lanzaron una invasión relámpago sobre Bélgica, Holanda y Francia. Adolfo fue capturado en el mes de junio y enviado primero al frontstalag (campo de prisioneros ubicado en el frente) de Belfort. De allí fue trasladado al campo de prisioneros de guerra de la localidad alemana de Fallingbostel (Stalag XI-B), donde se le asignó el número 87597.

El 27 de enero de 1941 llegó, junto a otros 1505 excombatientes españoles, al campo de concentración de Mauthausen, donde recibió el traje rayado y el número de prisionero 5898. Solo tres meses después, los SS le trasladaron a Gusen donde pereció el 22 de agosto de ese mismo año. En el parte de defunción redactado por los nazis consta que su muerte se produjo a las 06.30 h de la mañana y que la causa oficial de la misma fue una colitis ulcerosa. Una semana antes había cumplido los 32 años.

A su familia lo que más le intriga de la figura de Adolfo son las razones que le llevaron a continuar su lucha contra el fascismo, una vez finalizada la Guerra y teniendo una mujer que tantos sacrificios había hecho por estar a su lado. Le hubiera sido relativamente fácil, por su graduación y por sus contactos familiares, exiliarse a América como hizo su hermano Francisco y reagruparse con su familia. Él optó por combatir a los nazis y llevar su lucha hasta el final… Y en este punto entra en juego la personalidad de Adolfo. Por sus hitos biográficos y la descripción que hace de su conducta el soldado Josep Sanchez de Flix se deduce que era una persona fuertemente ideologizada y con profundas convicciones políticas. Sin duda esta personalidad se comenzó a formar ya en su niñez, con fuertes influencias por parte de sus hermanos. Sea como fuere, Adolfo no aceptó la derrota en España y creyó que derrotar a los nazis sería el primer paso para derrocar el régimen de Franco y devolver la normalidad democrática a España.

A la espera de encontrar más información sobre Adolfo en el futuro próximo, especialmente una fotografía suya, sirva esta primera recopilación biográfica como reencuentro con aquellas personas a las que hubiera tenido que conocer y no pudo por su muerte prematura. Su hija María, sus nietos Cinta y Pau y sus numerosos sobrinos y sobrinos nietos de México, Málaga y Amposta.

Este relato lo he reconstruido a partir de diversas fuentes orales familiares directas (Fernando España España, sobrino) e indirectas (Cinta Doñate, nieta), por los registros civiles de Artes, Sallent y Almachar, por diversos archivos militares y de la memoria histórica de España y Mauthausen, archivos Arolsen y publicaciones específicas sobre el desarrollo de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial.


1 Carlos Engel (1999), "Historia de las Brigadas Mixtas del Ejército Popular de la República"; Memorias del soldado Josep Sánchez
Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen