Eduardo Escot Bocanegra

Su historia

Eduardo Escot Bocanegra. De Olvera a Mauthausen Nació en Olvera, Cádiz, el 16 de diciembre de 1919.
Deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941. Nº de prisionero 5151.
Vivió en Rosny sous Bois, Francia, donde falleció el 23 de mayo de 2015.

Aprendiz de zapatero, desde niño mostró una gran afición por el estudio; con 14 años ya leía a Víctor Hugo, y diversas libros revolucionarios. Cuando empezó la guerra, Eduardo, que pertenecía a la CNT, junto a varios amigos, se hicieron con el Ayuntamiento de Olvera. Formó parte del Comité de Defensa del Pueblo, defendiendo los barrios obreros, pero tuvo que esconderse en la sierra y huir a Ronda. Más tarde luchó en los frentes del Jarama, Aragón y Cataluña.

Alcanzó el grado de teniente de Transmisiones del Ejército republicano con tan solo 19 años.

En febrero de 1939 pasó la frontera francesa, camino del exilio. Allí estuvo en los campos de Argelès y Barcarès. Se alistó en la 115 compañía de trabajadores, destinada a la defensa de la Línea Maginot, donde construyeron una larga trinchera anticarros. Cuando Alemania invadió Francia, trató de escapar a Suiza. Capturado por los nazis antes de que pudiera alcanzar la frontera, fue encerrado en el frontstalag de Belfort y, posteriormente, trasladado al stalag XI B, cerca de Hamburgo. En enero de 1941 fue deportado a Mauthausen. Al campo llegó con un paisano de su pueblo, Cristóbal Raya. Cuando vieron a un grupo de prisioneros con sus trajes, entre los que se encontraba una antiguo compañero español, Eduardo fue consciente del sitio al que habían ido a parar. «Le dije a mi amigo: "Raya, estamos jodidos"». Cristóbal, tiempo después, marchó voluntario a Gusen donde murió.

Su primer destino fue la cantera. Eduardo recuerda como al terminar la jornada, cada prisionero debía subir la escalera, con 186 escalones, cargados con una gran piedra para la construcción del campo. Vio grupos de judíos dirigiéndose al horno crematorio. "La chimenea no paraba, noche y día".

En verano fue asignado al kommando de Bretstein, formado por españoles, donde trabajó en la construcción de una carretera. Se trataba de un pequeño subcampo con solo cuatro barracas: dos para los prisioneros, otra para los SS y una barraca de servicio, donde se hallaba el almacén, la cocina y donde estaban los sastres y los zapateros. En esta última, cuando tenía ocasión, se metía Eduardo para ayudar a los zapateros, buscando el calor del fuego y librándose del frío de su barraca.

Fue testigo de la fuga de dos españoles, que fueron capturados y asesinados. El cuerpo de uno de ellos fue trasladado al campo para que sirviera de ejemplo.

En Steyr trabajaba para la empresa Daimler en la fabricación de vehículos. Eduardo destaca que le debe mucho a su profesión de zapatero. Fabricaba suelas para el calzado de los kapos, con pedazos de correas que movían las máquinas en la fábrica. Esto le proporcionó, en alguna ocasión, algo de comida extra.

En los meses previos a la liberación Eduardo se encontraba muy deteriorado porque la alimentación era insuficiente. Pesaba solo 35 kilos. Tal era su aspecto que un SS le sacó de la fila para darle algo de comer. Después, gracias a la ayuda de quien repartía la sopa, consiguió reponerse. La solidaridad entre los deportados era fundamental para su supervivencia. José de Dios, escribió su testimonio en La verdad sobre Mauthausen. En su libro hay una especial dedicatoria: "a Eduardo Escot, sin cuya ayuda tampoco hubiese podido escribirlo, pues él evitó, con su amistad incondicional, que pereciese en aquel antro".

Se encontraba en Steyr cuando llegó la liberación del campo. Quiso el destino que el apellido de uno de los soldados americanos fuera Olvera, como el nombre del pueblo que vio nacer a Eduardo.

Eduardo Escot Bocanegra. De Olvera a Mauthausen

Desde Steyr fue trasladado a París. Desde el hotel Lutecia solicitaron 18 españoles de los que se haría cargo el Ayuntamiento de Rosny sous Bois. A Eduardo le pareció una buena opción, se encargó de formar el grupo y en tres días ya se encontraba allí trabajando en una zapatería. Conoció a su mujer, Aimée, con quien tuvo dos hijos.

Conserva el uniforme a rayas que vistió en Mauthausen; en él, con pintura roja, aparece otro número, el del preso que lo llevó antes de Eduardo.

En marzo de 2007 Olvera rindió homenaje a sus tres vecinos deportados a los campos nazis. Eduardo, el único superviviente, estuvo allí y vivió ese momento con gran emoción. A él le correspondió el honor de descubrir la placa conmemorativa en la que se recordaba a los tres olvereños víctimas del fascismo.


Reportaje publicado en mayo de 2014 con motivo del 69 aniversario de la liberación del campo. Eduardo Escot es uno de los protagonistas del artículo y del vídeo que lo acompaña.
http://www.elmundo.es/internacional/2014/05/05/5366d618268e3ec4368b457b.html

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen