Hermano ¿No te acuerdas?1

No te acuerdas de aquel campo de lentas agonías,
enclavado en aquel monte en el rellano,
donde aquellos refinados asesinos, mano a mano,
se saciaban segando vidas y más vidas a porfía?
No te acuerdas de aquellos jefes de barraca,
criminales y peores que las fieras,
que sembraron rabiosos por doquiera
el veneno que del bandido se destaca?
Hermano de infortunio, no te acuerdas
de aquella escalera pronunciada,
cuando subíamos como esqueletos, a manadas,
contando los peldaños con el peso de la piedra.
No te acuerdas de aquellos días de invierno
en aquella cantera ensangrentada,
cuando los cabos, a palos y a patadas,
nos hacían desear las delicias del infierno?
No te acuerdas de aquellas macabras vagonetas,
empujadas por aquella maquinilla diminuta,
que a palos se cargaban y seguían su ruta,
llevándose la piel de espaldas esqueléticas?
No te acuerdas de aquel reparto de comida
al pie de aquel molino tan odiado,
cuando temblando y con gran cuidado
la gamela presentábamos a aquellos homicidas?
No te acuerdas como todos atrofiados
deseábamos que el cazo zambullese en la caldera
con la esperanza que de todos los hambrientos era
que no cayeran los nabos por aquel suelo arenado?
No te acuerdas de aquellas formaciones
en cualquier lugar de aquel campo maldito
cuando agotados, me mirabas, de hito en hito,
al contemplar mi esqueleto y mis facciones?
No te acuerdas de aquellas calaveras
que lucían en sus trajes los malditos
como emblema de todos sus delitos
perpetrados en el Campo y la Cantera?
No te acuerdas de aquellas tétricas matanzas,
que horrorizados presenciábamos noche y día
y en aquella inolvidable frase que decía:
«Ahora pierde todas tus esperanzas»?
No te acuerdas de aquellas macabras chimeneas
que vomitaban el humo acusador
y que los aires puros del Tirol
transportaban el olor a las aldeas?

Pues alerta hermano de infortunio y sufrimientos
si queremos que aquellos años de agonía no vuelvan,
que las fieras asquerosas con sus negros pensamientos
en las cenizas y los restos de los que cayeron se revuelvan
y sus ideas de hienas con feroces sentimientos,
hacia los pocos mártires que quedan, vuelvan.
Siempre alerta, hermano de infortunio
que la fiera herida se estremece
y en su regazo de pantera otra vez mece
la idea de volver a saciarse en su condumio.

Antonio Hernández (Ivry)
Texto publicado en Le Patriote Resistant (órgano de expresión de la FNDIRP,
Federación Nacional de Deportados e Internados Resistentes y Patriotas)


1 Hemos respetado el texto tal y como lo escribió Antonio, con los signos de interrogación situados únicamente al final de cada frase.
Hermano ¿No te acuerdas?
Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen