Francisco Griéguez Pina

Su historia

Francisco Griéguez Pina Nació el 25 de octubre de 1918 en Murcia.
Deportado a Mauthausen el 3 de abril de 1941. Nº de prisionero 4.058.
Falleció en Gardanne, Francia, el 20 de junio de 2018.

Francisco trabajaba en una fábrica de juguetes en Murcia cuando se produjo el golpe de Estado de Franco y, con 17 años, se presentó voluntario para defender la República. Luchó en el Jarama y en el Ebro. Mientras los sublevados concluían la toma de Cataluña, huyó a Francia. Era febrero de 1939 y Paco, como le llaman sus amigos, fue internado en Saint-Cyprien, una extensa playa donde las condiciones de vida eran muy duras, sin agua ni apenas comida. Él tenía la intención, como otros muchos republicanos, de volver a España para seguir combatiendo en la zona que aún controlaba la República, pero las autoridades francesas no se lo permitieron.

Se alistó en la 27ª Compañía de Trabajadores Españoles, y fue destinado a la defensa de la Línea Maginot, en la zona de Verdún. Cuando Alemania atacó Francia, los oficiales y soldados galos huyeron sin oponer resistencia. Fue capturado el 18 de junio de 1940 y enviado a un campo de prisioneros de guerra. Durante su estancia allí, en el stalag XII-D de la ciudad alemana de Trier, era tratado razonablemente bien, al igual que los soldados de nacionalidad francesa, holandesa o británica. Así fue hasta el día en que los españoles fueron localizados, separados e interrogados por la Gestapo. Su destino, el campo de concentración de Mauthausen.

El viaje, en vagones de mercancías, duró tres largos días. Iban apiñados unos contra otros, padeciendo frío, sin agua ni comida. Desde la estación subieron los cinco kilómetros hasta el campo, a culatazos y golpes. Al llegar les dejaron totalmente desnudos, les pelaron, recibieron su traje de rayas y aguantaron formados bajo la lluvia, helados de frío, con hambre y asustados. A las pocas horas ya fue testigo de la matanza de un grupo de prisioneros.

Francisco Griéguez Pina

El día de la desinfección del campo, en junio de 1941, permanecieron desnudos durante horas en el patio de los garajes, mientras echaban productos en las barracas para acabar con los piojos y las pulgas. Francisco se situó, con un grupo de amigos, junto a uno de los muros del patio.

Cuando ya estaba al límite de sus fuerzas por el duro trabajo, los continuos maltratos y la escasa comida, fue seleccionado para formar parte del kommando César, un grupo de trabajo constituido por españoles y dirigido por el kapo valenciano César Orquín. Francisco recuerda que aunque el trabajo seguía siendo extenuante y la alimentación insuficiente, al menos por las noches les dejaban descansar, algo que no ocurría en Mauthausen. Con este kommando estuvo en Vöcklabruck, construyendo una carretera. Aquí se fugaron tres prisioneros. Como represalia, el resto de los internos permanecieron tumbados en la plaza durante toda la noche. También fue destinado a Schlier, en Redl-Zipf, donde trabajó en la construcción de túneles. Cuando se acercaba el final de la guerra, fueron evacuados a pie hacia el kommando de Ebensee, pero en medio de una carretera se encontraron con las tropas americanas. Por fin encontró la ansiada libertad. En un pueblo cercano encontró una fábrica de ropa. Tiró su traje de prisionero y llegó vestido de civil a Francia, días después. Pesaba 35 kilos.

Se instaló en Gardanne junto a una veintena de deportados españoles, donde se casó con Juana, en 1946. Trabajó ocho años en la mina de carbón de esta ciudad y, más tarde, en la Sociedad de Aguas de Marsella.

En una ocasión llamó al programa de TVE ¿Quién sabe dónde? para ofrecer su ayuda: una mujer buscaba a un miembro de su familia, y Francisco halló su nombre en un listado de fallecidos en Mauthausen, publicado en el libro Lo que Dante no pudo imaginar, del deportado Amadeo Sinca. Era una prueba más del olvido y el abandono al que estuvieron, y aún siguen estando, sometidos los deportados españoles.

Hasta la muerte de Franco no regresó a Murcia. Francisco recordaba con amargura que ni su propia hermana le reconoció después de tanto tiempo.

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen