Francisco Caballero Doñate

Su historia

Francisco Caballero Doñate Nació el 8 de diciembre de 1908 en Manzanera, Teruel.
Deportado a Mauthausen el 6 de agosto de 1940. Número de prisionero 3366
Trasladado a Gusen el 1 de septiembre de 1944. Número de prisionero 55442
Falleció en Badalona el 9 de enero de 1992.

Información y fotografías facilitadas por Montserrat Roig Requena, sobrina nieta de Francisco.


Sus padres emigraron a Cataluña cuando él tenía 3 años. Llegaron a Barcelona en barco, procedentes del puerto de Valencia. Se establecieron en Tiana, un pueblo pequeño, donde creció y siempre fue un espíritu libre. Francisco era el segundo de cinco hermanos: Adoración, Visitación, María y Agustín, el pequeño.

Fue aprendiz de barbero, hecho que le sirvió más tarde para trabajar en el campo de concentración para los oficiales de las SS, aunque su verdadero oficio fue el de albañil. Desde muy joven sus ideas fueron de izquierdas lo que le llevó a afiliarse al Partido Comunista. Realizó el servicio militar, licenciándose en agosto de 1929, y más tarde se unió al Cuerpo de Guardias de Asalto.

Cuando se inició la guerra de España no dudó ni un momento en luchar para defender su querida República. Tenía entonces 27 años y combatió en varios frentes. En 1938 contrajo el tifus y tuvo que ser enviado a casa para su recuperación, pero se reincorporó a su unidad en cuanto sanó.

Su última batalla transcurrió en El Ebro, antes de pasar la frontera hacia Francia, por Prats de Molló, y ser encerrado por la autoridades galas en el campo de concentración de Argèles-sur-Mer hacia el mes de marzo de 1939. En condiciones extremadamente duras, fue transcurriendo el tiempo en aquel lugar hasta que se alistó en una Compañía de Trabajadores Españoles del Ejército francés.

Francisco contaba a sus familiares que en el mes de mayo de 1940, se encontraba con su unidad en el frente de Bélgica. Según su relato, andaban por un camino en el que, a ambos lados, se extendía un trigal ya muy crecido. El capitán de su compañía vio a lo lejos que llegaban por el mismo camino los soldados nazis con sus tanques y les aconsejó que se escondieran entre los trigales. Así lo hicieron, pero no pudieron evitar dejar profundas marcas a su paso en el trigal. Por ese motivo los alemanes se percataron de dónde estaban. Francisco citaba textualmente: Allà ens van caçar com a conills (allí nos cazaron como conejos).

Ya como prisionero de guerra fue trasladado al stalag VII-A de Moosburg, cerca de Munich. El 6 de agosto de 1940 fue enviado a Mauthausen, formando parte del primer convoy de republicanos españoles que llegaron a dicho campo.

Durante su terrible estancia en los campos, tanto en Mauthausen como en Gusen, trabajó de albañil y ejerció como barbero. También tuvo que dejarse la piel en la famosa cantera, por la que subían piedras de 30-40 kilos a sus espaldas, por la empinada escalera de 186 escalones.

Sabemos que coincidió con otros vecinos de su pueblo adoptivo, Tiana, siendo el único que sobrevivió. No volvió a España hasta después de la muerte del dictador Franco. Se estableció en Thézan-des-Corbières, muy cerca de la frontera de España y lo más cerca posible de su querida familia. Su sobrina nieta, Montse, recuerda: "Nosotros le visitábamos con bastante frecuencia. Fue para mi familia un hombre muy querido y para mi padre un referente, «el tío Paco de Francia»".

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen