Isolino Torres Fernandez

Su historia

Isolino Torres Fernandez Nació el 30 de enero de 1909 en Alba (Pontevedra)
Deportado a Sachsenhausen el 28 de septiembre de 1944. Nº de prisionero 104.766
Trasladado a Buchenwald el 3 de febrero de 1945. Nº de prisionero 86562
Fallecido en Buchenwald el 26 de febrero de 1945

Información y fotografías facilitadas por María Torres, creadora del blog Búscame en el ciclo de la vida

Isolino nació en el seno de una familia de labradores, naturales de la parroquia pontevedresa de Cerponzones. Por su expediente de Quintas sabemos que perteneció al reemplazo de 1930, que heredó la profesión de sus padres, Domingo y Benigna, que no sabía leer ni escribir, que medía 159 cm. y tenía el pelo rubio. Durante su servicio militar fue asignado a la tercera compañía del Regimiento de Infantería Guipúzcoa nº 53. Su unidad fue enviada a Jaca para frenar la sublevación que se produjo en esa ciudad contra Alfonso XIII y la dictadura, bendecida por el monarca, del general Berenguer. Esos días prestó servicio en la vigilancia de carreteras. Su trabajo fue reconocido en un informe posterior. En él se alababa su "alto espíritu y actuación en la defensa del orden y de las instituciones" apreciando la "disciplina, subordinación y lealtad de la que dio muestra en los tristes sucesos acaecidos en Jaca". En 1931, estando en Vitoria con su batallón, fue ingresado en el Hospital Militar, siendo declarado a partir de esa fecha inútil total para el servicio por "pleuresía crónica y debilitación del estado general".

A partir de ese momento Isolino regresó a Galicia donde permaneció, al menos, hasta mayo de 1936. Su recorrido durante la Guerra de España es todavía un misterio. Tampoco sabemos lo que hizo durante la II Guerra Mundial, pero su fatal destino nos indica que se convirtió en objetivo de los nazis. Lo detuvieron en Berlín el 17 de junio de 1944 y fue entregado a la Gestapo dos días más tarde. El 28 de septiembre atravesó las puertas del campo de concentración de Sachsenhausen, situado a 35 kilómetros de la capital del Reich. Fue registrado como preso político, recibiendo el traje rayado, el triángulo rojo invertido y el número de prisionero 104.766. A su llegada al campo dejó como dirección de contacto la de su hermano Julián, en Pontevedra.

Por los documentos elaborados por los SS, sabemos que el 17 de octubre de 1944 realizaba trabajos forzados como ayudante de albañil en el kommando Briesen. El 3 de febrero de 1945 fue transferido al campo de Buchenwald. Allí estuvo en el bloque 52 del llamado Campo Pequeño. El 7 de febrero pasó un reconocimiento médico y dos días después fue transferido al subcampo Langenstein-Zwieberge, en las montañas de Hartz. Este subcampo se estableció el 21 de abril de 1944. Los prisioneros tenían que cavar 17.000 metros de galerías y construir naves subterráneas que cubrían un área de 60.000 metros cuadrados en condiciones atroces. La esperanza de vida era de solo seis semanas.

El pastor protestante Aimé Bonifas describió la dureza de este lugar: "Hay muertes en cada esquina: en el lugar de la llamada, en los bloques, en los armarios, en el pasillo del Revier (enfermería). En todas partes los vivos deben alejar a los muertos para volver a su lugar. No hay más lucha por la vida que por la muerte, contra los muertos, contra la invasión del campo por la muerte. Y esto, a diario".

Un día después de su llegada al subcampo de Langenstein-Zwieberge, Isolino fue asignado al kommando BII o Malachyt AG, en Halberstadt-Zwieberge, un complejo de varios subcampos de Buchenwald. El recinto albergaba entonces alrededor de cinco mil prisioneros que trabajaban en la excavación de un enorme túnel y en la construcción vial y ferroviaria para la compañía Junkers. Esta empresa ya contaba con una fábrica subterránea bajo una colina.

Isolino Torres ingresó en la enfermería el 21 de febrero y falleció cinco días después. La causa oficial de la muerte fue gerichtserysipel-gehirnhautentzündung (erisipela facial y meningitis). Su cuerpo se amontonó junto a otros en una barraca que sirvió de almacén de cadáveres hasta el día 3 de marzo, ya que el crematorio no operaba por falta de carburante. Finalmente, sus restos fueron cremados y enterrados en una fosa común del cementerio de Quedlinburg (Sajonia-Anhalt).

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen