Deportados

Victoriano Estalayo Montes

Su historia

Victoriano Estalayo Montes Nació el 23 de enero de 1913 en Las Rozas de Valdearroyo (Cantabria)
Deportado a Mauthausen el 28 de junio de 1941. Prisionero Nº 5.160
Asesinado en Gusen el 30 de noviembre de 1941

Información y documentos facilitados por Fernando Rodríguez Estalayo, sobrino de Victoriano

Victoriano Estalayo nació en la casa familiar del pueblo campurriano de Las Rozas de Valdearroyo a las dos de la mañana del 23 de enero de 1913. Era hijo de Santiago Estalayo Díez y de Francisca Montes Crespo. Estudió y pasó su infancia y adolescencia en esa localidad, donde aprendió el oficio de panadero. Siendo muy joven se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas.

Miembro de la quinta del 34, al producirse la sublevación militar contra la República se alistó como voluntario en las milicias. Combatió en las montañas de Cantabria, sirviendo en una compañía de carros de combate integrada en el Ejército Republicano del Norte. La última vez que fue visto por un familiar directo se encontraba en la estación de ferrocarril de Santander. Era el 1 de mayo de 1937. Tras ser herido y recuperarse en un hospital asturiano, Victoriano estaba a punto de tomar un tren, junto a su unidad, que le llevaría nuevamente al frente de batalla. Su hermana Herminia nunca pudo olvidar aquel encuentro fortuito. Siempre recordó aquel momento con todo lujo de detalles: el uniforme que llevaba su hermano, la manta atada en bandolera… Nunca más se vieron. El único consuelo que le quedó a Herminia fue la fotografía de Victoriano. Una fotografía que siempre estaba en su mesilla de noche y que desgastó a besos.

Mientras tanto, él se movía al ritmo de la guerra. El frente se extendía por la zona sur de Reinosa hasta el Puerto del Escudo, dibujando una bolsa entre Barruelo de Santullán, Aguilar de Campoo y Soncillo, que constituía la avanzada gubernamental sobre la meseta castellana y donde se concentraba el mayor número de tropas del ejército leal a la República. A la larga, esta citada bolsa, con problemas de abastecimiento y de difícil defensa, se convertiría en una trampa.

Por otro lado, las condiciones físicas y la moral del bando sublevado eran superiores a las de las fuerzas gubernamentales. Una moral que fue decayendo aún más según se iban confirmando los rumores de negociación entre el Gobierno vasco y las tropas fascistas italianas. El pacto de Santoña terminó siendo una realidad el 24 de agosto. Dos días después, soldados de la IV Brigada de Navarra y de la División Littorio avanzaron hacia la capital, Santander, entrando en ella hacia el mediodía.

Captura y fuga de las garras franquistas

Victoriano Estalayo fue hecho prisionero tras la caída de Santander en agosto de 1937 y enviado a un campo de concentración franquista. Allí fue clasificado como "desafecto" y pasó a ser utilizado como trabajador esclavo en el 21º Batallón de Trabajadores, destinado a León. Su oficio de panadero le permitió, más tarde, dejar el pico y la pala para pasar a la sección de intendencia de la 4ª Compañía del 110º Batallón de Trabajadores, acantonado en la provincia de Lérida, en las proximidades del frente del Ebro. Según relató a su familia en una carta, fue trasladado a esta zona a finales de abril de 1938. Dos meses después, sus seres queridos recibieron la última misiva de Victoriano. En ella daba la impresión de encontrarse en una situación razonablemente buena porque trabajaba en la panificadora del batallón e incluso afirmaba tener unos regalos "para los más pequeños" que confiaba en entregarles "pronto".

Fue en ese momento cuando decidió evadirse y cruzar el frente para entregarse a las fuerzas republicanas. Lo hizo vadeando el río Segre "con el agua a la cintura" a las cinco de la mañana del 7 de julio de 1938. Le acompañaban en la aventura el legionario Juan Goñi Pueyo, natural de Estella (Navarra) y perteneciente a la 13º Bandera del Tercio, y otro compañero de batallón, el también panadero Juan María Múgica, natural de Cestona (Guipúzcoa) y militante del PNV. Así consta en la declaración que realizó ante un responsable de la 56ª Brigada de Marinos de la División mixta.

Victoriano se incorporó inmediatamente al Ejército republicano. En octubre se le reconoció el ascenso a sargento y en enero de 1939 alcanzó el grado de teniente. Todo ese tiempo lo había pasado combatiendo, con la 178ª Brigada Mixta, en la Batalla del Segre. La tenaz resistencia de las tropas republicanas en este frente permitió mantener Cataluña durante un año más fuera del alcance franquista. Tras la derrota en la Batalla del Ebro las fuerzas del Ejército del Este lograron aguantar el envite unas semanas más en el Segre. A principios de 1939 la resistencia se vino abajo. Solo quedaba por delante el largo camino hacia la frontera francesa.

Exilio francés y deportación

En febrero de 1939 Victoriano atravesó los Pirineos junto a cerca de medio millón de españoles que huían del avance franquista. Tras pasar por el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, se alistó en la 11ª Compañía de Trabajadores Españoles del Ejército francés. Esta unidad estuvo desplegada en la Línea Maginot, cerca de la frontera alemana, construyendo fortificaciones. En junio de 1940 fue capturado por las tropas alemanas y enviado al campo de prisioneros de guerra de Trier, stalag XII-D. En este recinto pasó varios meses como prisionero de guerra. Allí debería haber pasado el resto de la contienda de no ser porque el Gobierno de Franco pactó con el Reich la deportación de todos los cautivos españoles que estaban en los stalags. La Gestapo se presentó en Trier y, tras interrogarles y separarles del resto de presos, envió a los españoles al stalag VII-A de Moosburg y de allí al campo de concentración de Mauthausen.

Victoriano llegó al que acabaría siendo su último destino el 28 de junio de 1941. Recibió el traje rayado, un triángulo azul de apátrida con una "S" de spanier (español) en el centro y el número 5160. El cántabro fue registrado en los listados del campo como "panadero" (bäcker), pero desconocemos qué trabajos desempeñó en Mauthausen. Tras unas escasas semanas en el campo central, Victoriano fue trasladado a Gusen, el matadero de Mauthausen. Allí recibió el número de prisionero 14.617. Solo sobrevivió durante un breve tiempo en ese terrible subcampo. El 30 de noviembre de 1941 pereció y dos días después fue incinerado en el crematorio de Gusen.


"Descanse en paz
Aquel que en vida luchó por
La libertad, la Ley y los derechos humanos"

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen