Virgilio Peña Córdoba

Su historia

Virgilio Peña Nació el 2 de enero de 1914 en Espejo (Córdoba).
Deportado a Buchenwald el 19 de enero de 1944. Nº de prisionero 40.843.
Falleció en Billère, Francia, el 6 de julio de 2016.

Era el mayor de cinco hermanos. Su padre, jornalero y activo líder sindical, fue uno de los organizadores de las huelgas de 1918 en su pueblo. Tras su muerte, Virgilio pasó a ser el cabeza de familia con solo 11 años. Una responsabilidad que, según sus palabras, le ayudaría a sobrevivir a la guerra de España donde fue herido dos veces, a los campos de concentración franceses, a la guerra mundial, a su actividad en la Resistencia, a las torturas de la policía francesa y de la Gestapo, y, finalmente, a su paso por Buchenwald, donde fue testigo de numerosas atrocidades.

Virgilio se define como revolucionario y antifascista. Por ello recibió con entusiasmo la llegada de la República. Afiliado a la Juventudes Comunistas y después a las Juventudes Socialistas Unificadas, la guerra le sorprendió con 22 años y le llevó a participar en la defensa de Andalucía, siendo herido en Pozoblanco. Tras recuperarse en Linares regresó al frente andaluz y después luchó en Teruel y en El Ebro, donde fue herido nuevamente. Acabó la guerra con el grado de capitán.

Pasó la frontera en febrero de 1939 y sufrió las terribles condiciones de vida de los campos franceses de Barcarès y Saint-Cyprien.

Fotografía tomada en Linares, en 1937. De izquierda a derecha, Virgilio junto a sus hermanos Lucinio e Hirilio y dos amigos de Espejo. Las autoridades galas le obligaron a alistarse, el 20 de diciembre de 1939, en la 226ª Compañía de Trabajadores Españoles. Su hermano Hirilio optó por enrolarse en un Batallón de Marcha, por lo que sus caminos se separaron para siempre. Al principio, Virgilio trabajó construyendo casas para los oficiales del ejército polaco que habían huido a Francia tras la invasión alemana de su país. Después le trasladaron cerca de Angulema, donde participó en la construcción de una pista de aterrizaje. En junio de 1940, tras la invasión alemana, el oficial francés de su compañía recomendó a los españoles que se dispersaran para evitar ser capturados por los nazis. Virgilio tuvo suerte, logró evitar su detención y fue acogido por una familia de viticultores en Fronsac, donde comenzó a trabajar.

Mantuvo contacto con otros compañeros comunistas con los que intercambiaba información hasta que un camarada le captó para la Resistencia y se trasladó a Burdeos, donde trabajó en una base submarina. Se convirtió en el responsable de su grupo de resistentes y realizó diversas tareas de sabotaje en las maquinarias. Estos actos de resistencia retrasaban y dificultaban los trabajos de reparación de los submarinos alemanes.

En marzo de 1943, un camarada español, que había sido detenido, delató a varios compañeros, entre ellos a Virgilio, que fue interrogado y torturado por la policía francesa y encarcelado en el Fuerte de Hâ. Posteriormente, fue entregado a los alemanes que le recluyeron en la prisión de Compiègne, desde donde fue enviado al campo de concentración de Buchenwald. Llegó el 19 de enero de 1944 tras un durísimo viaje de tres días y dos noches en el que murieron muchos compañeros del convoy, formado por 1.943 hombres. Recibió el número de prisionero 40.843.

De Buchenwald, Virgilio afirma que el control estaba en mano de los presos políticos alemanes, muchos de ellos antiguos combatientes de las Brigadas Internacionales, por lo que las condiciones de vida eran relativamente mejores que en otros campos.

Virgilio y Jorge Semprún, ambos deportados del campo de Buchenwald, se reencontraron allí años después de su liberación. Allí compartió cautiverio con Léon Blum, político socialista francés, y con el español Jorge Semprún. Aún más impactante fue para él coincidir con el dirigente comunista alemán Thälmann, aunque no tuvo contacto con él porque permanecía completamente aislado. Durante la guerra en España Virgilio había cantado canciones exigiendo la liberación del líder comunista alemán, sin imaginar que, años más tarde, acabaría confinado entre los mismos muros (Thälmann fue detenido en 1933. Estuvo 11 años en la cárcel y en agosto de 1944 fue enviado a Buchenwald y fusilado por orden directa de Hitler).

Virgilio participó en la resistencia del campo. Fue responsable de un grupo militar que el 11 de abril de 1945 contribuyó a la liberación de Buchenwald: "El campo lo liberamos nosotros mismos porque estábamos organizados por nacionalidades, y lo hicimos tres horas antes de que llegaran las tropas. Los americanos entraron en el campo paseándose, ya lo habíamos liberado".

Días después, los propios presos reunieron en un barracón los objetos recuperados que daban fe de las atrocidades cometidas por los nazis: lámparas fabricadas con piel humana tatuada, cabezas reducidas… Los habitantes de las localidades vecinas fueron obligados a presenciar esta exposición del horror.

Virgilio ignoró el destino de su hermano hasta 1945, meses después de su regreso a Francia. Hirilio fue capturado por los nazis y enviado a Mauthausen el 7 de abril del 41; en octubre fue trasladado a Gusen donde murió el 20 de abril de 1942.

Virgilio se instaló en la localidad francesa de Billère; allí conoció a su mujer, Cristiana, con quien tuvo cuatro hijos.

En febrero de 2014 Espejo le rindió el homenaje que le ha escatimado el Estado español. Desde entonces, una calle de la localidad cordobesa lleva su nombre. Virgilio afirma que "hay otros que la merecen más que yo, porque pasaron más tiempo en los campos. A mí me hubiera gustado que se la hubieran dedicado a todos los deportados de Espejo".

El 25 de junio de 2016 recibió la más alta condecoración del Estado francés: la Legión de Honor. El 6 de julio, apenas 10 días después de esa gran celebración y tras 102 años de lucha contra el fascismo, su viejo corazón se cansó de latir.

Recomendamos el documental «Espejo rojo», realizado en 2005 por Jean Ortiz, sobre la figura de Virgilio Peña.

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen