Lázaro Nates Gallo

Su historia

Lázaro Nates Gallo Nació el 11 de febrero de 1923 en Laredo (Cantabria).
Deportado a Mauthausen el 24 de agosto de 1940.
Nº prisionero 3.832.
Falleció en París el 14 de enero de 2020

Tras la guerra de España huyó a Francia con su familia. Primero se establecieron en una fábrica abandonada en Orléans. Cuando atacaron los alemanes, las autoridades francesas les evacuaron, haciéndoles caminar hasta el campo de españoles de Angulema, donde pasaron solo un mes. Desde allí fue deportado a Mauthausen en el llamado "convoy de los 927", el primer tren cargado de población civil, con familias enteras, hombres, mujeres y niños. Durante el durísimo viaje, que duró cuatro días, Lázaro recuerda la impresión que le produjo el fanatismo de las juventudes hitlerianas.

Al llegar a Mauthausen, le separaron de su madre y hermanos y le obligaron a bajar del tren. Tenía solo 17 años. Allí quedaron los hombres y los mayores de 14 años. El resto fue trasladado a España y entregado a las autoridades franquistas. Lázaro consiguió evitar la cantera porque el kapo de su barraca buscaba a un chico para hacerse cargo de la limpieza. Astuto y rápido, indicó por señas el gesto de barrer, y fue elegido. Allí, registraba las camas de los que trabajaban en la cocina y a veces encontraba algo que llevarse a la boca. Más tarde, pasó una temporada trabajando en una casa de campo cerca de Mauthausen, donde criaban animales. Lázaro se ocupaba de los cerdos. Un día, mientras se dirigía a la pocilga, se topó con un grupo de oficiales rusos prisioneros que, escoltados por varios SS, subían al campo de concentración. Al verlo, un soldado alemán le asestó un golpe en el pecho con el cañón de su fusil. Sintió un dolor terrible y una rabia tan intensa que se desahogó dando una fuerte patada a un cerdo. El animal murió y el miedo se apoderó de Lázaro, que temía las represalias de los alemanes. Para camuflar el golpe, le untó excrementos y el veterinario, pensando que se trataba de una enfermedad, estuvo un mes inyectando medicamentos a toda la piara. Nunca descubrieron la verdad. Pasó en dos ocasiones por la temible enfermería. En una le arrancaron las amígdalas, que tenía totalmente infectadas. Otra vez le operaron de una hernia gástrica. Tuvo mucha suerte, porque la enfermería solía conducir al crematorio. Vio a Himmler a escasa distancia, en una de las visitas que realizó al campo.

Lázaro cree que un factor que le ayudó a salvar la vida fue su manera de asimilar las atrocidades que veía a diario: suicidios, fusilamientos, largas formaciones bajo el frío; "Yo tenía un carácter jovial. No tomaba las cosas dramáticamente, aunque eran dramáticas. Quizás eso me salvó bastante porque el que tenía mala moral se tiraba a la alambrada eléctrica". Formó parte del kommando Poschacher junto a varios jóvenes españoles, destinados a trabajar en la cantera del pueblo de Mauthausen. "Primeramente subíamos todos los días y bajábamos del campo. Después según avanzaban los rusos, nos dejaron en una barraca al lado de la cantera y la comida la bajaban del campo. Más tarde nos repartieron por diferentes lugares en Austria. A mí, con 5 o 6 nos enviaron donde hacen el cuero".

Lázaro Nates Gallo

Tras la liberación, estuvo un tiempo en el pueblo francés de Ay. Luego se instaló en París y posteriormente en Argentina, donde vivió cuatro años. Ha vuelto en dos ocasiones a Mauthausen: "Ya estaba bien. Mucho recuerdo es ese". Durante años fue redactor jefe de Hispania, el boletín de la FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos Víctimas del Fascismo), donde publicó varios artículos sobre la vida en el campo de concentración. Su gran pasión ha sido viajar. "He recorrido casi todo el mundo. China, toda Asia del centro. América, La India… quizás para aprovechar la privación de libertad. Eso de estar siempre en el mismo lado no me iba a mí. Hasta en el Antártico he estado". Su otra afición es la pintura. Su casa está llena de cuadros de llamativos colores pintados por él mismo.

Cantabria, hasta 2007 no le brindó el primer homenaje. A él asistió junto a Ramiro Santisteban, el otro superviviente de Mauthausen nacido en Laredo. Entre los actos, se realizó una ofrenda floral ante el monumento a las víctimas del nazifascismo, erigido en el Parque de la Ría, de Camargo; monumento que ha sido dañado y mancillado en cinco ocasiones por grupos de extrema derecha. En el coloquio realizado tras la proyección del documental Cántabros en Mauthausen. El viento bajo la niebla, los exdeportados fueron preguntados por sus sentimientos al ver enfrente del Ayuntamiento de Santander la estatua de Franco. "¡Vergüenza! Yo he viajado mucho por Alemania y Austria y jamás he visto que se homenajee con estatuas a quienes fomentaron el fascismo y causaron miles y miles de muertos", respondió Ramiro. La estatua fue retirada en 2008, treinta y tres años después de la muerte del dictador. En 2010 en su tierra natal, Laredo, se inauguró el monumento en memoria a los once laredanos deportados a los campos de concentración de la Alemania nazi. De nuevo Ramiro y Lázaro estaban allí.

Pese a su edad trata de volver todos los veranos a su querido pueblo.

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen