Joaquín López Mansilla
Su historia
Nació el 15 de septiembre de 1905 en Ontur, Albacete.
Deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941. Nº de prisionero 6009.
Falleció el 16 de abril de 1943 en Gusen.
Información facilitada por Antonio López, nieto del deportado.
Joaquín partió, siendo muy niño, desde Ontur (Albacete) hacia Barcelona. Tras unos años en la Ciudad Condal, regresó a su provincia natal para establecerse en Hellín. Allí destacó por su enorme afición al deporte, especialmente al fútbol y al ciclismo, hasta el punto de que todo el pueblo le conocía como El Bicicletas. Cumplido el servicio militar se casó con Matilde Fernández y trabajó como encargado en la tienda de textiles de Hermanos Graells.
Tras la proclamación de la República se afilió a la UGT, en la que desempeñó un importante cargo local. La sublevación franquista le llevó a implicarse en la guerra, organizando en su sindicato varias cuestaciones para los convoyes de víveres que se mandaban a Madrid. En los últimos momentos de la contienda ingresó en la Guardia de Asalto de la República.
Terminada la guerra, Joaquín permaneció durante tres meses escondido en un granero. Gracias a un disfraz de guardia civil y a los papeles falsos que le confeccionó una británica que residía en Albacete, consiguió escapar de España. Atrás dejaba a su esposa y a sus cuatro hijos.
En Francia permaneció varios meses confinado en el campo de concentración de Argelès- sur-Mer. Allí se alistó en la 115ª Compañía de Trabajadores Españoles con la que fue destinado a la Línea Maginot. En su unidad se encontraban otros futuros deportados como Enrique Calcerrada o Eduardo Escot. Gracias al testimonio de este último, sabemos que la 115ª trabajó, entre otras cosas, en la construcción de una gran trinchera anticarros que debería frenar el previsible avance de los blindados alemanes. Mientras realizaba estas tareas, en marzo de 1940, Joaquín escribió a su padre y hermanos y les envió un retrato suyo coloreado… la última fotografía que conservarían de él. En el texto de la carta aseguraba encontrarse bien en la CTE: "Aquí el trato es bueno y la comida es superior, nos dan conservas de pescados variados, mermeladas y queso estupendo, todo esto es para entremés…". Joaquín expresaba en todo momento su convencimiento de que regresaría muy pronto: "A padre cuidarle muy bien, no dejarle hacer nada, que cuando vaya le haré unas gachas mejores que cuando fui de permiso…" En su despedida, el albaceteño dirigía un mensaje a su hermano: "Baldomero, en las otras cartas te hablaba de mis hijos, que creo la situación es muy difícil, acordaos de ellos…">
Las cartas de Joaquín dejaron de llegar poco después. En el mes de mayo, la invasión alemana bordeó por el norte la Línea Maginot y provocó una desbandada general en el ejército francés. Joaquín, junto a miles de españoles y decenas de miles de soldados galos, huyó hacia el sur hasta que fue capturado por las tropas nazis en la región de los Vosgos.
Su primer destino como prisionero de guerra fue el frontstalag de Belfort, en el que recibió el número de prisionero 86.710. Meses más tarde fue trasladado al stalag XI-B de Fallingbostel y desde ahí deportado en enero de 1941 al campo de concentración de Mauthausen.
En el registro de entrada al campo, los SS consignaron su número, el 6009, y su profesión angestell, empleado o dependiente.
Matilde, su esposa, recibió varias postales desde el campo de concentración con idéntico contenido: "Yo estoy bien y espero que vosotros también. Recuerdos a mis padres y hermanos. Os quiero. Joaquín". En las 25 palabras que le permitían escribir sus guardianes, el albaceteño no podía ni quería transmitir su constante debilitamiento físico.
El trabajo, la falta de alimento y las enfermedades provocaron que fuera seleccionado por los SS para ir al mortífero subcampo de Gusen, en el que pereció el 16 de abril de 1943.
La lucha de algunos de sus hijos y nietos permitió que en mayo de 2010 fuera nombrado hijo predilecto de Albacete.