Domingo Henríquez Pérez

Su historia

Domingo Henríquez Pérez Nació en Santa Cruz de la Palma (Canarias) el 26 de diciembre de 1913.
Deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941. Nº de prisionero 5982.
Transferido a Gusen el 30 de junio de 1941. Nº de prisionero 13.247. Falleció el 7 de noviembre de 1941.

Información facilitada por Teresa Henríquez Martínez, sobrina de Domingo.

"Domingo no era un dirigente, un organizador, un teórico…, su modestia le incitaba a actuar en equipo, a pasar desapercibido, a ser una parte del todo. Su mérito y su grandeza residían en la decisión, la laboriosidad y la acción". Son palabras de un compañero, Pepe Luis Hernández, que le conocía desde pequeño y del que se separó en la Línea Maginot, en 1940.

Domingo nació en Santa Cruz de La Palma, en 1913, en el seno de una familia acomodada. En el año 1936, cuando comenzó la guerra de España, Domingo estaba estudiando Medicina en Madrid con su hermano Francisco y ambos se unieron al Ejército Republicano a principios del 37.

La información que dispone la familia de sus avatares entre el 15 de octubre del 37 hasta el 19 de julio del 40 está soportada en las 35 cartas que envió a la familia y que se han conservado celosamente. Además, cuenta con el testimonio de paisanos supervivientes y la certificación oficial de su muerte por las autoridades alemanas, obtenida años después.

Durante la contienda fue informando de lugares por los que pasó y sus destinos concretos, muchas veces en servicios médicos, hasta que le enviaron a Lérida en la División de El Campesino.

En abril del 39 cruzó la frontera con otros muchos españoles. Un mes después escribió desde Barcarès para decir que se encontraba bien y facilitó una dirección de Cruz Roja Internacional. En octubre fue trasladado al campo de Saint-Cyprien. En aquellos lugares las condiciones eran miserables, encerrados con estacas y alambre de espinos, tratados de forma inhumana, con escasez de comida, abrigo e higiene, carentes de instalaciones sanitarias y abundancia de piojos y enfermedades, como la disentería. En las cartas cuenta sus dificultades, pero sin amargura, quitándole importancia. Se preocupa por la situación económica de sus padres, se duele de no poder ayudarles con el envío de dinero y demanda información sobre la situación de sus tres hermanos, a los que la guerra ha situado en bandos enfrentados. Transmite su cariño hacia ellos, su esperanza en que todo acabe bien y su sueño en volver a su querida isla de La Palma o de emigrar a América.

Domingo Henríquez Pérez

En diciembre de 1939 prefirió combatir contra el fascismo antes que seguir con la condición de refugiado, rodeado de alambradas y soportando condiciones indignas. El 31 de mayo del 40, escribió desde la 109 Compañía de Trabajadores Españoles, que participaba en el reforzamiento de la Línea Maginot, donde Domingo ejercía como médico de la Compañía. Allí fue capturado por los alemanes. El 19 de julio del 40 envió su última carta dirigida a dos de sus hermanos, uno de los cuales era mi padre. Estaba bien de salud y pedía que no le escribieran por carecer de dirección. La carta se recibió con matasellos del 8 de octubre del 40 de Madrid y otro sello con el águila y la cruz gamada. Más tarde fue conducido como prisionero al stalag XI-B, con la matrícula 87495.

Existe una orden del Departamento Central de Seguridad del Reich (RSHA), por la que el destino para todos los prisioneros capturados en Francia y relacionados con la guerra de España debían dejar de ser considerados prisioneros de guerra y conducidos a un campo de concentración. Fueron abandonados por el Gobierno español, quien no les consideraba españoles. La suerte, o la mala suerte, de Domingo estaba echada.

Fue enviado a Mauthausen en una expedición formada por 1.506 republicanos españoles, que llegó el 27 de enero de 1941. Según testigos de ese mismo grupo, ya en la estación, entre culetazos y mordidas de perros embarcaron en un vagón de mercancías completamente cerrado. Fueron tres días encerrados, sin alimentación, bebida ni dónde evacuar. Los recibieron fanáticos jóvenes de las SS. A partir de ahí, el infierno que después hemos conocido por supervivientes, entre ellos varios canarios. De su estancia en el campo conocemos algunas detalles que nos han contado estos. Sabemos que se preocupaba por sus compañeros y por su alimentación y que se negó a colaborar como médico con los nazis. Román García Martin, superviviente de Mauthausen y exalcalde de Santa Úrsula de Tenerife, lo recordaba en un artículo publicado en Diario de Avisos, periódico decano de la prensa canaria.

Según la documentación existente, Domingo fue trasladado a Gusen el 30 de junio de 1941, donde falleció el 7 de noviembre del mismo año.

La familia comenzó la búsqueda y, tras recabar diferentes documentos y cartas entre la familia y allegados, mi padre se enteró de la fatal noticia en agosto de 1945, aunque a mis abuelos no se les informó hasta octubre. No es hasta el 1958 cuando comenzó a haber un reconocimiento de los hechos de las autoridades alemanas por medio de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos.

En 2004 visité con mi familia Mauthausen y Gusen para rendir homenaje a mi tío Domingo, todo un héroe. En febrero de 2015 me han autorizado la colocación de una placa conmemorativa en el Memorial Mauthausen, en su honor.

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen