Lorenzo González Salmerón

Su historia

Lorenzo González Salmerón Nació el 2 de octubre de 1912 en Berja, Almería.
Deportado a Dachau el 20 de julio de 1944. Nº de prisionero 94.150
Liberado el 29 de abril de 1945.
Falleció en Laguépie, Francia, en 1988.

Información y fotografías facilitadas por el historiador local José Sedano Moreno.

Lorenzo fue el segundo de los siete hijos que tuvo el matrimonio virgitano formado entre Juan González y Carmen Salmerón. Su adolescencia y juventud no fue muy diferente a la del resto de españoles aunque, como decía en 1928 un diputado a Cortes almeriense: "En Almería, Señorías, se vive… mejor (dicho), se malvive de la agricultura y de la minería".

El joven González tuvo suerte porque entró a trabajar muy temprano en un taller y pudo aprender a conducir automóviles a pesar de que aún no tenía edad legal para hacerlo. Un gran propietario virgitano le contrató, recién cumplida su mayoría de edad, como chófer personal. El nuevo jefe de Lorenzo poseía bienes, tanto en la propia Berja como en otros lugares de la provincia de Almería y Granada.

Lorenzo tuvo que cancelar su trabajo cuando fue llamado a filas para cumplir el servicio militar dentro del reemplazo de 1933. Tras la sublevación franquista se incorporó a la milicia republicana, según consta en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de abril de 1937 su traslado desde las milicias al 6º Batallón de Transportes Automovilísticos de Almería. En ese momento ostentaba el grado de cabo.

Este batallón estuvo suministrando material a las Brigadas Mixtas números 54, 55 y 85 (pertenecientes a la 23 División, del XXIII Cuerpo de Ejército, del Ejército de Andalucía) que estaban situadas entre la localidad de Castell de Ferro, en la costa de Granada, y Sierra Nevada; un amplio frente que, salvo acciones esporádicas, fue bastante estable y tranquilo. Un acto a destacar fue la operación que permitió la liberación de alrededor de 300 republicanos detenidos en el Fuerte de Carchuna -entre las localidades de Motril y Calahonda, también en la costa granadina-.


Herido y amputado en la batalla del Ebro

El 6º Batallón de Transportes Automovilísticos de Almería fue dividido por el Alto Mando. Una mitad quedó en Almería para seguir suministrando a las Brigadas Mixtas aludidas y la otra mitad fue desplazada hasta el Levante para atender las necesidades de las unidades que luchaban, primero en Teruel y poco después en la batalla del Ebro. Será en esta última, cerca de la localidad zaragozana de Bujaraloz, donde al ser ametrallado su vehículo, Lorenzo fue herido de gravedad. Los médicos republicanos no tuvieron otro remedio que amputarle la pierna izquierda a la altura de la rodilla. La convalecencia discurrió entre los hospitales de Manresa y Vallcarca, en Barcelona. En la primera quincena de febrero de 1939, como tantos miles de españoles, tuvo que dirigirse a territorio francés.

En el país vecino, fue pasando por los campos de concentración de Argelès-sur-Mer, Septfonds (15/02/1941), Noè (15/09/1941) y, finalmente, a Vernet (08/06/44). Aquí, junto con los últimos 403 prisioneros de ese campo, fue subido a un tren de ganado para emprender uno de los recorridos más terribles de todos los vividos durante la Segunda Guerra Mundial. Lorenzo y sus compañeros de viaje no lo sabían, pero su convoy pasaría a la historia como El Tren Fantasma. El transporte de mercancía humana había partido el 3 de julio de 1944 de la estación de Toulouse con medio centenar de presos en su interior. Durante el tortuoso trayecto se irían sumando pasajeros, muchos de ellos españoles, procedentes de diferentes prisiones y de campos de internamiento como el de Vernet d'Ariège, en el que estaba Lorenzo. El pasaje alcanzó la cifra de 656 personas: 592 hombres y 64 mujeres. El tren fue atacado en varias ocasiones por grupos de partisanos que intentaban evitar que llegara hasta Alemania. Una cifra indeterminada de prisioneros murió por el camino y cerca de 160, entre ellos 39 españoles, lograron fugarse. Quienes, como nuestro protagonista, no pudieron hacerlo, llegaron al campo de concentración de Dachau el 28 de agosto. Las mujeres, entre ellas varias españolas, tuvieron que pasar 12 días más en el interior de los vagones porque su parada final era todavía más remota: el campo de concentración femenino de Ravensbrück.


Testigo y víctima del horror de Dachau

Lorenzo recibió en Dachau el número de prisionero 94.150 y un traje rayado con un triángulo rojo con una 'S' en el centro que le identificaba como prisionero político español. En las entrevistas que le hizo en 1981 el historiador local José Sedano, Lorenzo recordaba haber sido destinado a la barraca 23: "A los dos meses de llegar se declaró el tifus, y morían las personas como las moscas… dormíamos tres en cada litera; dos con la cabeza para arriba y uno con la cabeza para abajo". Lorenzo también acabó contrayendo esa terrible enfermedad. Fue enviado al revier, la terrible enfermería, en dónde consiguió sobrevivir gracias a los cuidados de un prisionero catalán que trabajaba en ella.

Lorenzo ejerció de chófer en Dachau, transportando troncos hasta un aserradero. Tenía por tanto un trabajo que era apreciado por los SS; sin duda esa fue una de las razones por las que, a pesar de su amputación, logró conservar la vida. En los meses que pasó en el campo de concentración fue testigo de numerosas atrocidades que compartió con Sedano: "Allí el hambre era muy mala; llegué a ver en mi bloque a dos hermanos intentando abrir una lata con los dientes, entre los dos. Llegó un alemán y los descubrió, mató a uno de ellos con su pistola... En fin, pasaron tantas cosas... Y cuando le echaron los SS un perro a una prisionera, casi recién llegada al campo, y el animal se cebó con ella, la tiró al suelo y empezó a morderla por sus partes y la pobre lanzaba unos gritos..., al final murió".

Las tropas estadounidenses liberaron el campo el 29 de abril de 1945. Lorenzo se sintió muy feliz: "Nos dijeron los americanos que no comiéramos nada, ahora que teníamos de sobra, porque nuestro estómago tenía que acostumbrarse, adaptarse a comer poco a poco, ya que habíamos tenido tanta falta de comida. Por eso, muchos que no hicieron caso de lo que nos dijeron, murieron. Me acuerdo que los americanos nos dieron una pilula (pastilla) que tenía un gusto a pollo. Y otras con gustos variados. Eran de múltiples tamaños y de diferentes colores".

La libertad no estuvo exenta de dificultades. Lorenzo, como el resto de los deportados españoles supervivientes, no podían ni querían regresar a la España de Franco. Fue acogido por el Estado francés y se instaló en la bella localidad de Laguépie. Allí logró ganarse la vida, a pesar de su discapacidad. Según le confesó a José Sedano, nunca dejó de soñar con Dachau: "Antes tenía más sobresaltos... Ahora está uno más tranquilo... aunque ha habido noches que no he podido estar en la cama... y, fíjate... no es a menudo pero, cuando te vienen las imágenes… la verdad es que te pones triste". Lorenzo falleció en el exilio francés en 1988.

Más información en el artículo que José Sedano publicó en el número 19/2016 de la revista "FARUA", que edita el Centro Virgitano de Estudios Históricos del Ayuntamiento de Berja (Almería).

http://www.elgaleote.com/archivos/UnPasajeParaElTrenFantasma_LorenzoGonzalez.pdf

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen