José Carreño Sáez

Su historia

José Carreño Sáez. Nació el 9 de febrero de 1918 en Minateda (Hellín), Albacete
Deportado a Buchenwald el 18 de agosto de 1941. Nº de prisionero 3.098
Deportado a Mauthausen el 12 de septiembre de 1941. Nº de prisionero 5.861
Trasladado a Gusen el 20 de octubre de 1941. Nº de prisionero 14.058 y 45.371
Falleció en Puteaux (Francia) el 19 de febrero de 2011

Información y fotografías facilitadas por Arturo Carreño, sobrino de José

José estudió en la escuela pública y comenzó a trabajar en un almacén de hierros con solo 14 años. En sus ratos libres aprendía en Hellín, con su amigo Paco, el oficio que acabaría salvándole la vida: relojero. Simpatizante de la CNT, el joven Carreño se movilizó a favor de la República cuando se produjo la sublevación franquista y tuvo que escapar a Francia al final de la contienda.

Las autoridades francesas le enviaron al campo de concentración de Barcarès, donde ocupó la barraca 16 del islote W. Desde allí escribió una emotiva carta a su familia en la que confiaba en que "quizá, dentro de muy pocas fechas les pueda ver a todos, pues es de lo que más ganas tengo".

Sin embargo José se vio inmerso en una nueva guerra. En el verano de 1939 ya se encontraba alistado en una Compañía de Trabajadores Españoles del Ejército francés. Su unidad trabajaba cerca de la frontera con la Italia fascista. Por las cartas enviadas a su familia conocemos que en las localidades de Le Pelvoux y Embrún participó en la construcción de diversas infraestructuras. Las CTE desplegadas en la zona trabajaron en el túnel de Rochebaron y en el ensanchamiento de la ruta de L'Ubaye. En mayo de 1940, coincidiendo con el inicio de la invasión alemana, la unidad de José fue replegada hasta Saint Mihiel, muy cerca de dónde habían sido concentradas numerosas compañías españolas que habían trabajado hasta entonces en la Línea Maginot.

Es muy probable que las tropas de Hitler le capturaran, junto a miles de compatriotas y cientos de miles de franceses, en la región de los Vosgos. Lo cierto es que en el otoño de 1940 ya estaba internado en el campo de prisioneros de guerra de Kaisersteinbruch (Stalag XVII-A) donde recibió el número 80.185. "No pases cuidado por mí; pues la resignación me embarga y la esperanza me ilusiona", le decía a su hermano en una carta que escribió el 1 de noviembre de ese año. José pasó, más tarde, por otro campo de prisioneros ubicado en Wolfsberg (Stalag XVIII-A), hasta que en julio de 1941 la Gestapo se hizo cargo de él y le trasladó a la prisión de Klagenfurt. Un mes después, el 14 de agosto de 1941, fue enviado al campo de concentración de Buchenwald. En el convoy viajaban 59 hombres, 22 de ellos eran españoles.

El error de Buchenwald

José relató en un breve texto, inédito hasta ahora, su llegada al campo: "En la tarde del cuarto día de viaje llegamos a la estación de un pueblo llamado Weimar". Era 18 de agosto: "En la cabeza de la columna se situaron cuatro soldados con armas automáticas y marchaban lentamente; por ambos lados todo era un cordón de soldados que no nos permitían salir de la formación para poder caminar más desahogadamente; y si esto hacíamos, a puntapiés y golpes de fusil nos hacían colocarnos en el interior de la columna; atrás venían más soldados, dos de ellos con enormes perros de presa que a veces nos mordían la ropa y esto nos hacía acelerar la marcha y agruparnos hacia la cabeza de la columna (….) Famélicos, sedientos, cargados con nuestros equipajes y con un sol abrasador era insoportable continuar la marcha. El que caía a tierra desvanecido era bárbaramente pisoteado, arrastrado etc. Y si por este procedimiento no reaccionaba, entonces era lanzado como un guiñapo en el interior de la ambulancia".

Con su uniforme rayado, un triángulo rojo que le identificaba como prisionero político y el número 3098, José fue asignado a la barraca 36. Sin embargo, algo le extrañó en la "bienvenida" que les dio uno de los oficiales de las SS: "Spanien? preguntó asombrado. Ja!, respondimos. Permanecimos en silencio. Sacó su pistola, apuntando hacia nosotros y pronunciando algunas palabras nos amenazó de muerte". El oficial había combatido con la Legión Cóndor en la Guerra de España y no entendía qué hacían allí esos republicanos. Su sorpresa era lógica, en Buchenwald no había prisioneros españoles; la práctica totalidad se encontraba concentrado en otro campo situado a 600 kilómetros de distancia, Mauthausen.

Viaje de ida y vuelta

Apenas 15 días tardaron los nazis en corregir su error. El 3 de septiembre, José y sus compatriotas fueron devueltos a la prisión de Klagenfurt y de allí enviados a Mauthausen, a donde llegó el 12 de ese mismo mes. Nuevamente su destino fue efímero; el 20 de octubre los SS le trasladaron al subcampo de Gusen, el matadero de Mauthausen.

José contó a su familia que salvó la vida gracias a su oficio de relojero. Su habilidad para reparar los relojes de los kapos y de los propios SS le sirvieron para granjearse sus simpatías y obtener un poco más de comida. Ya con el número de prisionero de Gusen 14.058, José empezó a escribir a su familia. En las 25 palabras sometidas a censura, se limitaba a decirles que se encontraba "bien de salud".

Desconocemos las razones por las que los SS le asignaron otro número de prisionero en enero de 1944. Pudo ser por un cambio de grupo de trabajo o por un mero ajuste administrativo, pero lo cierto es que José pasó a ser el preso 45.371 del campo de concentración de Gusen. Con ese número es registrado el 10 de marzo de 1945 en un grupo de trabajo que partió hacia la ciudad de Linz para realizar trabajos de limpieza tras un bombardeo aliado. Según nos aclaran los expertos de ITS-Arolsen, este tipo de grupos iba y venía desde Gusen para colaborar en las tareas de desescombro. José también utilizó el número 45.371 para firmar las últimas cartas que recibió su familia antes del final de la II Guerra Mundial.

Tras la liberación, el hellinero se quedó a vivir en Francia y estuvo muy vinculado a las asociaciones de deportados. De hecho conservó varias fotografías del campo de concentración de las que no consta que exista copia alguna. Trabajando nuevamente como relojero y ajustándose el cinturón logró rehacer su vida: "En tiempos fuimos considerados chatarra de mala calidad; hoy somos oro de 22 quilates y para un futuro no muy lejano seremos zafiro o platino. Los tiempos cambian…", relataba a sus padres y hermanos en una carta datada el 24 de noviembre de 1945.

José se casó en 1951 con una mujer de la Bretaña francesa. En 1998 envió a su sobrino toda la documentación y las fotografías que atesoraba con una emotiva nota manuscrita: "Todo es verdad; yo fui testigo ocular durante 5 años, yo tenía 22 años, una parte de mi juventud robada".

Si quieres más información, puedes consultar este reportaje que publicamos sobre el tema en Eldiario.es: http://www.eldiario.es/sociedad/Buchenwald-Mauthausen-republicanos-espanoles_0_586542019.html

Con la colaboración de l'Amicale française de Mauthausen